martes, 30 de agosto de 2011

Dormido o Durmiendo


En estas fechas muchos estamos de vacaciones. Bueno, quizá no tantos si ampliamos miras y perspectivas... Estoy escuchando la música de fondo de los chiringuitos, la calle que grita como las personas, veo las luces de colores que invitan a la alegría o se asocian a ella. Recuerdo los locales de Pascua que los decorábamos con lusesicas tenues quizá para invitar al encuentro de los cuerpos tan hormonados. Quizá una realidad virtual que se ajusta a una imagen preconcebida de la diversión. Todo en lo humano contiene una gran dosis de fantasía. Y menos mal, porque sin ella estaríamos acabados.

Lo que hecho de menos es la imaginación, la innovación y la creatividad. Parece ser que las tradiciones marcan nuestros ritmos, marcan nuestra seguridad y quizá de algún modo que comprendo pero no comparto nuestra identidad. Las fiestas se pueden cambiar, es más se deben cambiar, a mejor claro, porque el ingrediente esencial para la diversión y la alegría es la sorpresa. Hace ya muchos años que nadie nos sorprende salvo en contadas ocasiones, seguramente porque no deberíamos dejar que los demás construyan nuestras vidas y menos aún nuestra diversión. Son demasiado importantes.

Escuchaba hace unos días a los que quieren dormir y no les dejan y a los que quieren ir de fiesta y no les dejan no dormir. Curioso al menos. Parece que es privilegio de lo más jóvenes no dormir y hacerlo de día disfrutando la noche y de los más mayores no dormir ni disfrutar la noche... Y no tengo claro si pueden o quieren dormir por el día.

Siempre que me encuentro ante estas tesituras recuerdo la historia de Salomón. Cómo ser justo con los intereses y derechos de todos. Y claro, partir al niño por la mitad parece que nunca se ha considerado la mejor decisión. La pregunta del millón es si esto tiene solución o parece que con las tradiciones tenemos que mantener vivas también las polémicas y la competitividad. Resulta evidente que esto último es un mal endémico del cual no sabemos escapar o al menos ningún responsable político se atreve a asegurar la diversión de los más jóvenes y el descanso de lo más mayores. Los del medio nos apañamos bien de momento porque todavía vivimos entre dos aguas, entre el mar y el río que nos arrastra inevitablemente a la apatía asignada a los mayores. Nunca he estado de acuerdo, aún entendiendo las limitaciones físicas y de responsabilidades propias de la edad. ¿Por qué las personas de medianas a mayores no construyen sus propias franjas de ocio? ¿Y cuando lo hacen son montajes auténticamente horteras?

Cabe preguntarse si reflexionar acerca del ocio tiene sentido o sí lo importante es dormir fenomenal como en el anuncio, seguramente también por qué la fiesta y la diversión se asocia a las drogas(alcohol principalmente, coca, pastillas y porros) y a acostarse cada vez más tarde y más pasado de vueltas. De hecho lo genial es acostarse de día y al día siguiente comentar lo estupendos que somos reventando nuestros cuerpos. Así en frío suena de inmediato a una grado de estupidez enorme pero si tantas generaciones llevamos haciéndolo digo yo que algún sentido tendrá.

Me pregunto si cuando dormimos estamos durmiendo y si cuando estamos despiertos estamos dormidos. Intuyo que sí.

La evasión y el ser humano van de la mano desde el tiempo de los tiempos, desde siempre vamos juntos. Millones de leyes se han creado en el mundo para regular las partes más auto-destructivas de las personas y ninguna a conseguido eliminar aquello que Freud llamó pulsión muerte en oposición a la pulsión vida, es decir la tendencia que tenemos a todo aquello que huye del espíritu de conservación tan claro en los animales, es decir, todo aquello que no es bueno para nosotros y aún sabiéndolo o no lo hacemos pese a que nos duele o es insano.

Son las dos y diecisiete de la madrugada y siguen sonando la música y las calles, también siguen encendidas la luces de colores. Mientras tanto, aunque no parezca y todo esté maquillado, hay dolor por todas partes, especialmente en todas aquellas personas que la salud les está jugando una malísima pasada. Pienso en ellos, incluso los miro y me doy cuenta de que algo falla, algo nos hemos perdido entre tanta mentira. Seguramente "sufrir también es vivir" como dijo el poeta.

Llevo muchos años intentando entender la diferencia de significados entre dormido y durmiendo, sobre todo desde que me informaron de la anécdota de Cela. Después surgió la de jodido o jodiendo, esa parecía más obvia. Quizá llegamos al final entendiéndonos unos a otros. Probablemente todo se trate de esto de estar jodido o jodiendo. Tengo la impresión de que hay mas gente jodida que jodiendo, seguramente por eso responder al por qué unos quieren dormir de día y otros descansar de noche tenga una respuesta sencilla que no podemos preguntar a nosotros mismos: ¿Soy de los que está jodido o de los que están jodiendo? La respuesta no es fácil o sí....